miércoles, 22 de julio de 2015

Adobe Flash, apuntan a que pronto sea sólo un recuerdo

El mundo tecnológico prepara el funeral del Adobe Flash.
Por Robert McMillan, publicado por The Wall Street Journal.

Flash, el popular software de Adobe Systems Inc., que en su momento le dio vida a la web, al dotar de videoclips y dibujos animados a páginas que estaban ocupadas por texto estático y fotos. La semana pasada, el programa, criticado durante años como un riesgo de seguridad y una carga para el progreso en línea, se convirtió en un destacado contendiente para pasar a mejor vida en materia de tecnología.

Imagen de Adobe Systems Inc.
La semana pasada, el director de seguridad de Facebook Inc.  Alex Stamos le ofreció a Adobe un consejo no solicitado: dejen de intentar arreglar el Flash y descontinúenlo. Google Inc. y Mozilla Corp. hicieron lo mismo, y desactivaron temporalmente el Flash en sus navegadores web luego de que fuera revelado que hackers estaban explotando una falla del sistema. La ofensiva de los gigantes de la tecnología fue el capítulo más reciente en la caída del Flash y una ilustración de cómo los aparatos móviles —el iPhone de Apple Inc. en particular— están cambiando rápidamente el panorama del rubro.

Adobe sigue distribuyendo el Flash y actualizaciones de seguridad regulares para que los usuarios las descarguen. Si los consumidores siguen preocupados por que vuelva más lento su sistema o represente un riesgo de seguridad, pueden desinstalarlo de sus computadoras, aunque entonces quizás no puedan ver algunos videos y contenido interactivo.

Pero Danny Brian, vicepresidente de investigación de Gartner Inc., considera que la decadencia del Flash es inevitable. “Estaba en las cartas desde al menos uno o dos años”, aseguró.


Presentado a principios de los años 90 como un programa de animación digital fácil de usar, el Flash luego fue incluido en virtualmente todas las computadoras. Fue la piedra angular de la compra de Macromedia Inc. por parte de Adobe, por US$3.400 millones en 2005. YouTube fundó su operación de streaming de video sobre esa tecnología, y Netflix también la usó. Las agencias de publicidad la adoptaron como una forma de producir vistosos avisos en línea. Parecía que el Flash era parte del paisaje permanente de la web.

Luego, en 2007, llegó el iPhone. Los ingenieros de Adobe lo adoptaron inmediatamente. “Todos los miembros de la empresa tenían un iPhone”, dijo Carlos Icaza, un ingeniero de Adobe en aquel momento.

Pero el teléfono inteligente de Apple también le dio problemas a Icaza, quien estaba a cargo del desarrollo del Flash en teléfonos inteligentes. El tamaño del Flash había crecido mucho con los años y requería de mucha potencia informática para su funcionamiento. Eso no era un problema para las PC pero en los teléfonos móviles, con su duración de batería limitada, era un gran inconveniente, y Apple había optado por no usar la tecnología.

El Flash necesitaba una importante renovación para funcionar con el iPhone, pero Icaza no pudo lograr que sus superiores le asignaran los recursos necesarios. “Nadie en la organización intentaba que el Flash funcionara en este aparato”, dijo en una entrevista.

Otros ex ejecutivos de Adobe entrevistados para este artículo dijeron que Adobe quería obtener una licencia para usar Flash en el iPhone pero no pudo ponerse de acuerdo con Apple.

Con la llegada de la tableta iPad en abril de 2010, el presidente ejecutivo de Apple Steve Jobs volvió públicos los mismos problemas que Icaza había detectado años antes: Adobe Flash consumía mucha batería, era un riesgo para la seguridad, y en última instancia una mala decisión para las plataformas móviles de Apple, dijo.

Jobs también tenía un tema personal pendiente. Según su biógrafo Walter Isaacson, nunca le perdonó a Adobe que se negara a que su software de edición de video Adobe Premiere, un estándar en la industria, pudiera ser usado en computadoras Macintosh en 1999, cuando Apple tenía problemas para sobrevivir.

La condena de Jobs fue suficiente para que empresas como el desarrollador de software para video Brightcove Inc., que había basado su negocio en el Flash, se esforzaran para reemplazarlo. Como YouTube, Brightcove comenzó a usar software gratuito basado en estándares abiertos que eran igualmente aptos para aparatos de escritorio y móviles.

Adobe siguió ganando dinero con herramientas para diseñar sitios web basados en el Flash, pero no pudo capitalizarlas por completo. Intentó vender software de Flash para servidores, pero ese producto no pudo competir con una alternativa gratuita. El Flash sigue estando incluido en el Internet Explorer de Microsoft y el ChromeOS de Google, pero Adobe no recibe ingresos de esos acuerdos.

La misma Adobe ahora considera que el Flash es inmaterial para su negocio, lo que quiere decir que representa menos de 5% de los ingresos de la empresa, pero aún se usa ampliamente en sitios web diseñados para navegadores. El software funciona en menos de 6% de las páginas de inicio de Internet y su uso está bajando, según BuiltWith Pty Ltd., que sigue el desempeño de tecnología de Internet.

Como Brightcove, Adobe dio un giro. Desarrolló sus herramientas Creative Cloud para desarrolladores de software basadas en tecnologías que reemplazaron al Flash. Creative Cloud puede sacar ventaja del Flash, pero Adobe ha aumentado su inversión en el estándar de web abierta HTML5 en los últimos cuatro años. Microsoft, cuyo software Silverlight es un competidor de Flash, también ha adoptado el HTML5. Microsoft dice que dejará de usar Silverlight en seis años.

A pesar de todo su éxito inicial, la caída de Flash no ha afectado el balance de Adobe. La acción de la empresa ha crecido a más del doble desde que Jobs empujó al Flash barranco abajo.

Algunos en la comunidad tecnológica aún le tienen cariño a Flash. Netflix, por ejemplo, aún emplea a una persona de lo que era un equipo de cinco desarrolladores de Flash. Roman Staroushnik es el último hombre en pie. Al preguntársele sobre el declive del producto, ofreció una especie de panegírico.

“Lo que sucedió es triste, debido a que era una gran plataforma”, dijo. “Hizo un gran trabajo de cerrar la brecha entre diseñadores y programadores”. / Por Robert McMillan, publicado por The Wall Street Journal.--

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